- Poner crema protectora en los pies para evitar quemaduras solares.
- Evitar calzados oscuros cuando se tenga que estar expuesto al sol durante un periodo largo de tiempo, ya que absorben más radiaciones solares y concentran el calor.
- El sol, el agua, el cloro y el zapato destalonado son algunos factores que provocan la sequedad de los pies e incluso la formación de grietas, se deben utilizar cremas hidratantes de forma diaria.
El calor y el sudor
- Lavar diariamente los pies con un jabón de PH neutro, y realizar siempre un exhaustivo secado en particular entre los dedos.
- Utilizar los productos recomendados por el podólogo para las alteraciones de la sudoración.
- Es aconsejable el uso de medias y calcetines de algodón o hilo (fibras naturales), ya que son los materiales más transpirables.
El calzado
- Usar calzados que permitan que los pies transpiren, aconsejable que sean de piel o de tela.
- A la hora de utilizar el calzado del año anterior es importante, si es de piel, darle una capa de crema por dentro para que los forros que se han quedado duros y secos no agredan al pie, además de usarlo en casa antes de salir a andar con ellos.
Contagios e infecciones
- La utilización de chanclas o zapatillas a la hora de acudir a piscinas o duchas públicas es importante, ya que evita en muchas ocasiones el contagio por hongos, papilomas e infecciones.
- Tus toallas y calzados han de ser únicamente utilizados por ti, no se deben compartir para evitar posibles contagios.
- Prestar atención a las lesiones entre los dedos, durezas, grietas, ampollas, zonas con cambios de coloración, heridas, y uñas encarnadas. Acudir al podólogo siempre que lo considere necesario.