Noticias Clínica Podológica Raúl Llorca


¿Qué es la tendinitis de Aquiles?

11 de diciembre de 2014



El Tendón de Aquiles es el tendón más largo del cuerpo, que conecta los dos principales músculos de la pantorrilla (el gastrocnemio y el sóleo) a la parte posterior del calcáneo. Bajo el exceso de estrés, el tendón se tensa y se ve obligado a trabajar muy duro. Esto hace que se inflame y, con el tiempo, puede producir una cubierta de tejido cicatrizal, que es menos flexible que el tendón. Si la inflamación en el tendón de Aquiles se mantiene mucho tiempo, puede provocar desgarros en el tendón o acabar rompiéndose.
¿Qué síntomas suele presentar?
Se caracteriza por un dolor sordo o agudo en cualquier lugar a lo largo de la parte posterior del tendón, pero por lo general cerca del talón.
Otros signos son la flexibilidad limitada del tobillo, enrojecimiento o calor sobre la zona dolorida, engrosamiento del tendón y/o un nódulo (una acumulación de bultos de tejido cicatricial) que se puede notar en el tendón.
El dolor se puede mejorar ligeramente con la actividad inicial, pero se vuelve peor con más actividad. Se agrava por el ejercicio, y con el tiempo se requiere menos ejercicio para presentar el dolor.

¿Por qué se produce la tendinitis de Aquiles?
Músculos tensos en la pantorrilla o fatigados, que transfieren mucho la carga al correr sobre el tendón de Aquiles, sobretodo cuando no se ha seguido un programa de estiramientos adecuados de las pantorrillas.
Aumentar el kilometraje demasiado rápido o simplemente sobreentrenamiento.
Realizar ejercicios de velocidad excesiva y correr en pendientes también pueden ser causa.
Zapatos desgastados o inadecuados, sobretodo cuando son muy rígidos, que obligan al tendón a un exceso de esfuerzo y torsión.
Los corredores que presentan una hiperpronación (los pies giran demasiado hacia adentro en el impacto del talón) son más susceptibles a la tendinitis de Aquiles.

Prevención y tratamiento
Lo más importante cuando se comienza a experimentar dolor de Aquiles, es dejar de correr. Tomar antiinflamatorios, y hielo en la zona durante 15 a 20 minutos varias veces al día hasta que la inflamación disminuya. El auto-masaje también puede ayudar.
Casos leves ceden en pocas semanas con estos autocuidados, pero nunca está de más una valoración completa para identificar las causas que han podido llevar a la tendinitis para evitar posibles recidivas.

Si la lesión no responde al autotratamiento en dos semanas, inevitablemente tiene que consultar con un especialista.
La mayoría de los casos son tratados con éxito sin cirugía aunque esto consume mucho tiempo y a veces es frustrante para pacientes activos. El tratamiento es menos probable que tenga éxito si los síntomas han estado presentes más de seis meses.
El tratamiento conservador incluye medicamentos no esteroides antiinflamatorios, reposo, inmovilización, limitación de la actividad, hielo, baños de contraste, estiramiento y levantar los talones. En ocasiones será necesario también el uso de plantillas para regular el apoyo del pie al caminar y correr.
Vendajes no compresivos o Kinesiotaping pueden ayudar en todas las fases de recuperación e inicio de la actividad.
Terapia de ondas de choque extracorpóreas y las inyecciones de plasma rico en plaquetas tienen informes variables de éxito.


Para evitar la recurrencia de la tendinitis de Aquiles, fortalecer y estirar los músculos de las pantorrillas y los pies.

Ver también: Plantillas con "técnica de adaptación en directo"